En Chile las empresas y personas deben pagar impuestos por las rentas (dinero) generadas por sus actividades. La autoridad distingue entre dos fuentes de obtención: derivadas del capital y del trabajo.

Cuando una persona o empresa vende algún producto y/o servicio se entiende que está obteniendo dinero del capital y el impuesto a las rentas del capital se denomina “impuesto de primera categoría”. Por el contrario, cuando una empresa realiza asesorías o una persona obtiene un salario por cumplir funciones, se entiende que está obteniendo dinero del trabajo, y el impuesto a las rentas del trabajo se denomina “impuesto de segunda categoría”.

27%   de las utilidades para el impuesto de Primera Categoría.

En palabras simples, las utilidades resultan de descontar a las ventas todos los costos asociados a la actividad.

0%  a      35%    es la tasa de impuesto progresivo de segunda categoría.

En el caso de personas que trabajan, éste se va descontando de sus sueldos mes a mes. No obstante, hay rentas que personas y empresas obtienen por concepto de honorarios, intereses, ganancias de capital y otros ingresos extraordinarios (por ejemplo, la venta de una vivienda). Estas rentas deben ser declaradas en la Operación Renta. El impuesto a pagar dependerá de la magnitud de esos ingresos.

La Operación Renta se efectúa en el mes de abril, pero hay que realizar una serie de declaraciones juradas previas que comienzan en el mes de febrero.